viernes, 1 de abril de 2016

A mi padre

Vino  por  fin  abril
entre contradicciones
como  vienen  las  flores
a  la  tierra  baldía,
según  Eliot  pensaba.
Vinieron  los  recuerdos
cual  babeles sin  habla
a definir  tus  manos
secas como  costillas
de  viejos  dinosaurios,
esmeradas  por  lo  bello.
Siento que  la  vida es  nada
más que esta  incompatibilidad
que  nos santigua ahora
por lástima  u  orgullo,
entre  panes  y  peces
y  penas suicidadas,
igual que aquel  Guernica
del que  tanto  nos  hablaron
en  relación  con  una  guerra
que  perdimos aqueos  y  troyanos.
Vino  por  fin  Abril
como  te  fuiste  tú;
asombrosamente ajeno,
sin  jactancia  ni  fe,
ruina de ti  mismo.
Siento que  llueve ahora
desde el  río  de  la  vida,
sobre  la almohada del  musgo.

01/04/2016

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