viernes, 8 de mayo de 2015

Ya  Mayo  otra  vez se me lleva
de tu  esquina, Señor,
a  mi  esquina de sombra;
ya  el  barco  navega de  nuevo
por  las  nubes que  eran
el  sueño
de  mi  mismo
y de  otros  que  fueron capitanes
o náufragos.
Ya  Mayo se marea fijo en el  horizonte
donde antes  hubo  besos
y  hubo olas  y adioses florecidos
doblemente: de  ida  y  vuelta;
ya  el  barco  navega de  nuevo:
sin  rumbo  ni  tripulación
ni  puerto.
Mar   y  cielo se  unen  ahora
y son salados  los  besos
de  la ausencia
azul
y
sola.

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