jueves, 15 de mayo de 2014

Ramón Gaya

TRAZADO DE DESNUDO

Aquí está  su  contorno,  su  figura,
su  apretada  presencia desvalida,
su armazón  su  relieve,  su atrevida
mansedumbre  corpórea:  es  tierra  pura,

es carne dolorosa de escultura,
es  un  molde  vacío, es  una  vida,
más que  ciega,  callada  o aterida,
que estuviera sin  nadie  y  ya madura.

  Es la  caja del  hombre, es su corteza
solitaria,  sin él;  todo es regazo,
lugar,  concavidad, sedienta calma.

  Parece  abandonado a la  belleza,
esperando,  pasivo, que a este  trazo
se asome  todo el ser,  y acuda el alma.

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