A ti que no te vieron
los ojos del amor,
ni las lágrimas dejaron
de llorarte tanto
como tu corazón.
A ti que no supieron
decirte dónde habita
ese dolor o espanto
para sacarlo de tu vida.
A ti que la muerte te dio
lo que la sangre no quiso:
ventura, paz y descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario