no conocí
ni vi siquiera,
por su amor
a las cosas
y a las palabras,
con el dolor que
aún me ladra
y hasta me muerde
a veces,
de sus ausencias,
de sus deseos
y sus miradas.
Para María que
no sabe quién soy
y para ti, GARMUR,
que vives en una
isla, solo, como
de piedra y LUZ.
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