De un hilo invisible
Pende el caballo
O la mujer que corretea por el cielo.
De una sombra secreta los tejados proyectan
Caminos de aire
Por cuyo espacio vuelan las novias de blanca cola
Hacia árboles rojos o señores de fieltro
Y estrellas regadas como granos de arroz
En el mantel de la tarde
Cuelgan como jinetes errabundos
Mientras pasta un buey en el bonete
Y puertas abiertas reabren
Los estambres del sueño.
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