jueves, 28 de enero de 2010

Hoy te recuerdo, madre, como ayer,

como siempre solo, dándole al aire

mis ojos; mis manos a los niños,

y el amor a los perros, como entonces

cuando tú eras reina de un antiguo país

de flores y canciones de cuna. Hoy, madre,

otra vez lejos porque acaso sí que soy

el lejano Pedro, el paria, el que desconoce

la violencia y se desdice de la muerte, incluso,

sin más afán que el del girasol, ni otro pretexto

desde niño, MADRE, que la luz que anhelo

y guardo en mis bolsillos vacíos de riqueza,

igual que se guardan los tesoros y los sueños.

Hoy te recuerdo tanto como siempre;

pero para mi dolor y mi desventura nunca ya

tu voz oiré ni veré más tu sonrisa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Q lindo ...

RUBÉN SANZ dijo...

MUY REAL COMO LA VIDA. MUY TUYO COMO LA VIDA.
ME HAS EMOCIONADO EL ALMA.
UN ABRAZO DE AMIGO ALLA DONDE ESTÉS PEDRO.
RUBÉN SANZ.