domingo, 29 de noviembre de 2009

Está la noche en vela, toda grande de ausencia, como aquella
de tantos años antes, y no están ni Jacques Brel ni mis dos grandes amigos,
y tampoco los poetas, a pesar de que tantas veces los hospedara
entre mis manos y en la casa de mis sueños. La noche está despierta
mirándome, mirándome. Y cerraron ya las puertas de todos los cines,
echaron los candados a la ternura y al silencio, mudaron de sitio
el amor, las caricias, y de rumbo pasos y promesas de antaño,
sin que hayan ardido los libros en el fuego de los últimos deseos,
ni otra cosa los ojos puedan que mirar despiertos el olvido.
Está la noche en vela como aquella noche que nombro todavía.

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