martes, 3 de febrero de 2009

Candelaria (2 de febrero)

Quemo algunas de mis cosas más queridas en ofrenda a esa virgen que hay en mi aldea. Y pienso, mientras contemplo el fuego, como ya imaginara André Breton hace años, en un camión de mudanzas amarillo. No sé por qué estoy convencido de que un día meteré todos mis libros, poemas, cuadernos, cuadros, fotos, collages, postales, dibujos y otros cachivaches varios en ese "camión" para que un conductor los lleve sin saber lo que transporta hasta un lugar que conozco bien, y allí sean quemados en una hoguera de infinitos colores. Esa idea me atrae desde hace tiempo, sin que sepa o quiera explicar la razón.

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