sábado, 25 de octubre de 2008

Ámbar y el mar

Por tus cuidados, por mis descuidos, por los días de rosas y los de vino, por velar mis desvelos y mis insomnios, por una casa portuguesa, una tarde en Almagro y un puente romano, por León, por Toledo y las islas soñadas, por Madrid, Córdoba y Segovia, por los noviembres azules y los años pintados de color ilusión, por ampararme del frío y de la guerra del desamor, por la "A" de Alberto, porque hubo una vez un circo, por un perro llamado dolor, y otro con ojos de caramelo, por las tormentas de verano, por los Cafés callados y los libros secretos, por mi generosiadad y mi desencanto, por el amado vagabundo y las noches en flor, por Don Hermético Monteiro, porque érase una vez un tambor llamado Oscar, por los famas y los cronopios, por los leones de San Jorge y las janelas verdes de algún museo, por un palacio apenado y un castillo sin moros ni cristianos, por el baile de estrellas en San Lorenzo, por los acordeones y los espejos, por los panes, las piedras y los juguetes rotos, por las botas de cuento y las cartas de Ofelia sin Pessoa, por tu bondad y tu egoismo, por los olvidos y los recuerdos, por aquella casa donde habitaba Pedro, por la belleza de lo infundado, porque al capdavall... encara... creo.

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