miércoles, 22 de octubre de 2008

Era la noche música, dulce
manzana bajo la lluvia
trémula de los sonidos,
cuyas alas
desplegaban en medio del silencio
la esperanza
y el ingrávido
sentir de las imágenes.
Era la noche múltiple ternura
de la singular soledad
y la frágil intemperie
en la que habitan
las piedras y las estrellas.

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