jueves, 22 de mayo de 2008


1 comentario:

artesano dijo...

El 14 de abril de 1572, Domingo de Ramos, el virrey Francisco de Toledo puso en marcha la formidable maquinaria bélica que debía terminar de una vez por todas con “aquella buitrera de indios cimarrones” al mando del Inca Túpac Amaru. La comitiva, una vez inspeccionada y aprestada, fue despedida con un brillante Tedeum en la catedral. Poco después dejaron el Cuzco y se dirigieron a la pampa de Anta, para encaminarse hacia el reducto de Vilcabamba.
Tras varias escaramuzas de tanteo, se libró batalla en la tarde del tercer día de Pentecostés, el primero de junio de 1572.
Un tiempo después, 24 de junio de 1572, era la fiesta de San Juan Bautista entre los cristianos, y la de Inti Raymi entre los incas para celebrar el Solsticio de invierno. Muy de mañana el general Hurtado de Arbieto mandó poner a toda su gente en orden para tomar la ciudad. Y después de hallarlo todo a plena satisfacción partieron hacia ella a tambor batiente, con los estandartes desplegados. No encontraron resistencia. El último Inca fue hecho prisionero pero antes había ordenado destruir la ciudad, y el Punchao pasó a manos españolas.
Túpac Amaru fue ajusticiado en la plaza de las Armas de el Cuzco y enterrado en la cripta del convento de Santo Domingo, donde antes se alzara el Coricancha o Templo del Sol.
Tras casi cuarenta años, el último reducto del Imperio Inca desapareció.
(Agustín Sánchez Vidal)