lunes, 17 de diciembre de 2007

de los editores y las editoriales

La verdad es que yo no tengo muchas ganas de publicar mis poemas; pero si las tuviera, tampoco los podría publicar, porque ni estoy muerto ni soy un niño prodigio de 12 años ni he ganado un prestigioso premio literario y , aún más importante, no poseo una editorial ni dirijo mi propia revista literaria. Eso sí, subvencionadas, claro. Algunos editores, si les mandas obra inédita, se hacen los sordos o los suecos; otros, menos educados, pero más sinceros, te contestan contrariados, ya que quizás les haces leer y rechazar algo que ni siquiera pidieron. Muchos te alaban y alaban la obra; pero aducen que si su línea editorial no se corresponde con lo que escribes, que si los estudios de mercado no aconsejan publicar algo así e incluso que sus gustos personales son completamente distintos. Bueno, la verdad es que yo no tengo muchas ganas de publicar mis poemas, porque no deseo pleitear con editoriales ni escribir gratis ni dejar al antojo de quien ni me conoce ni conoce mi obra, la estética y la ética de la posible publicación. A veces, pensando en poetas y en editoriales, me asombro de la cantidad de editoriales dirigidas por poetas, y otras, leyendo en antologías o en suplementos culturales, lo malísimos que son los poemas publicados en general, a pesar casi siempre del excelso curriculum de los poetas elgidos. La verdad es que yo no tengo muchas ganas de publicar mis poemas, aunque puedo decir con regocijo y con emoción que dos de los más grandes poetas de España consideran lo que escribo como verdadera poesía y a mí como verdadero poeta. Con eso me conformo, por ahora.

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